Desde el punto de vista operativo es importante observar que los ejes transversales se materializan en el currículo en tres dimensiones interrelacionadas:
1. En la toma de decisiones sobre el sistema de valores en los que se va a centrar la acción educativa. Estas dimensiones suponen un proceso de reflexión, diálogo, definición, acuerdos y compromisos que debe explicitarse en el Proyecto Pedagógico de Plantel como uno de sus componentes esenciales.
2. En la adecuación de los reglamentos escolares con los valores seleccionados: La organización y el funcionamiento de la vida escolar debe ser coherente con aquellos valores que se han considerado básicos para la convivencia humana.
3. En los contenidos curriculares a través de problemas y situaciones que fundamenten un aprendizaje significativo para el niño.
Como puede inferirse de los planteamientos anteriores, la inclusión de los ejes transversales en el currículo favorece también la "autonomía pedagógica" del docente en la búsqueda de respuestas ajustadas a las particularidades de la escuela y de los alumnos. Este hecho explica la orientación del currículo oficial que sólo propone los elementos básicos nacionales en cada etapa de Educación Básica, de forma que sean los equipos docentes de cada escuela los que concreten las acciones a desarrollar de acuerdo con las particularidades regionales y estadales. Se valora de esta forma la acción del maestro, directivos y la familia, como responsables del equipo que, conjuntamente con los alumnos, harán realidad un proyecto educativo ajustado a su contexto sociocultural.
Debe quedar claro que los ejes constituyen temas recurrentes que emergen de la realidad social, entretejidos en cada una de las áreas que integran el currículo, lo que les asigna su carácter transversal. En consecuencia, no pueden considerarse como contenidos paralelos a las áreas sino como medios que conducen a un aprendizaje que propicie la formación científica humanística y ético moral, de un ser humano cónsone con los cambios sociales que se susciten.
Los ejes transversales se constituyen, entonces, en fundamentos para la práctica pedagógica al integrar los campos de ser, el saber, el hacer y el convivir a través de los conceptos, procesos, valores y actitudes que orientan la enseñanza y el aprendizaje
Desde el punto de vista operativo es importante observar que los ejes transversales se materializan en el currículo en tres dimensiones interrelacionadas:
ResponderBorrar1. En la toma de decisiones sobre el sistema de valores en los que se va a centrar la acción educativa. Estas dimensiones suponen un proceso de reflexión, diálogo, definición, acuerdos y compromisos que debe explicitarse en el Proyecto Pedagógico de Plantel como uno de sus componentes esenciales.
2. En la adecuación de los reglamentos escolares con los valores seleccionados: La organización y el funcionamiento de la vida escolar debe ser coherente con aquellos valores que se han considerado básicos para la convivencia humana.
3. En los contenidos curriculares a través de problemas y situaciones que fundamenten un aprendizaje significativo para el niño.
Como puede inferirse de los planteamientos anteriores, la inclusión de los ejes transversales en el currículo favorece también la "autonomía pedagógica" del docente en la búsqueda de respuestas ajustadas a las particularidades de la escuela y de los alumnos. Este hecho explica la orientación del currículo oficial que sólo propone los elementos básicos nacionales en cada etapa de Educación Básica, de forma que sean los equipos docentes de cada escuela los que concreten las acciones a desarrollar de acuerdo con las particularidades regionales y estadales. Se valora de esta forma la acción del maestro, directivos y la familia, como responsables del equipo que, conjuntamente con los alumnos, harán realidad un proyecto educativo ajustado a su contexto sociocultural.
Debe quedar claro que los ejes constituyen temas recurrentes que emergen de la realidad social, entretejidos en cada una de las áreas que integran el currículo, lo que les asigna su carácter transversal. En consecuencia, no pueden considerarse como contenidos paralelos a las áreas sino como medios que conducen a un aprendizaje que propicie la formación científica humanística y ético moral, de un ser humano cónsone con los cambios sociales que se susciten.
Los ejes transversales se constituyen, entonces, en fundamentos para la práctica pedagógica al integrar los campos de ser, el saber, el hacer y el convivir a través de los conceptos, procesos, valores y actitudes que orientan la enseñanza y el aprendizaje